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Querido amigo,

Estas palabras me surgieron, yo solo las escribí...


Si eliges las palabras o las personas que te enseñen, serás muy letrado en tus artes, pero no sabio en el conocimiento del Hombre. También el viento, las aguas y la tierra serán tus Maestros y lo inerte cobrará vida solo para que lo escuches.

Si por el contrario, juzgas al pescador por su olor, al labriego por sus duras manos, al mendigo por sus ropas, y a la piedra por no tener vida, te perderás las enseñanzas que hacen al Hombre Sabio. Él los puso en tu camino.

Cuando escuches, escucha. Deja a tu alma interpretar, aparta tu mente que está llena de tabúes, pre-juicios, dogmas, paradigmas y creencias. Estas serán tu enemigo en el camino de la Sabiduría. Deja que tu alma interprete y no le des permiso a tu mente para juzgar.


“Acepta al Otro como un legítimo Otro”.

H. Maturana

Y no solo los que tú ves en el camino fueron puestos para que los veas, aquellos que habitan en tu inconsciente también forman parte de ti, la más grande, la que menos dominas. Escúchalo, date tiempo a sentirlo, saborearlo y principalmente, disfrútalo.

Si sientes que estas palabras son para ti, así lo serán. Déjalas entrar en ti como el aire lo hace y que fluya como la sangre por tu cuerpo. Déjalas que se apoderen de ti como tus hijos lo hacen. Llénate de enseñanzas y regálalas como si fuese tu último día de vida. Invita a todos con danzas y cánticos y que las copas rebocen de Sabiduría.

El Hombre es como el fruto, lo más bello está en el centro, en su corazón. Como el árbol en verano, vale más su sombra que su madera.


Salo

Setiembre de 2014

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